Levantas el pulgar y un auto se detiene, el conductor es un chico de cabello largo y ojos café. Subes al auto y luego de un largo viaje, una interesante conversación y un par de besos, se enamoran. Sí, claro...
Tenía 17 años y vivía a 116 km de mi ciudad natal. A temprana edad me tocó vivir esa experiencia, vivir sola (sin mis padres) en una residencia estudiantil. En esos tiempos era una "rockerita", vestía de negro y no me preocupaba por mi apariencia. Tenía un novio; un chico desalineado, muy delgado, de cabello largo y de lentes. Él tenía una banda y vivía en mi ciudad. Todos los viernes salía temprano de clases y viajaba para verlo antes de llegar a casa con mis padres.
Un viernes como cualquier otro, salí temprano de clases y regresé a mi residencia para buscar a Penélope, mi maleta (Sí, mi maleta tenía nombre). Con Penélope a mi lado caminé hasta la parada de autobuses, pasaron 15 minutos y aún no llegaba el bus, así que decidí levantar mi pulgar. Era algo habitual para mi "pedir cola" ya que por esa zona hay muchas residencias estudiantiles, y los estudiantes acostumbrábamos a pedir que nos llevaran a la universidad. Entre los conductores que se detenían, la mayoría eran estudiantes o profesores de la misma.
Ese día no se detuvo un estudiante, tampoco un profesor. Era un ciudadano común, un hombre moreno de aproximadamente 40, 45 años de edad. Le dije: necesito llegar al peaje. Él dijo "sube" con una sonrisa. Subí al auto y partimos. Conversamos un rato, me preguntó hacia dónde iba y qué estaba estudiando. Hasta el momento estaba muy tranquila, ingenua al fin, no pensaba que algo malo me podía suceder. Cuando estábamos casi por llegar al lugar donde me bajaría, me sorprendí al ver que tomó la calle que le conducía a la autopista. Le pregunté por qué lo había hecho y me respondió que no tenía nada que hacer, que me llevaría hasta mi ciudad. Por un momento pasaron por mi mente todos los posibles titulares de prensa: "Encuentran el cuerpo sin vida de una estudiante de ingeniería. Violada y asesinada por pedir cola.". Las voces de mi papá advirtiéndome de los peligros de la ciudad y esa frase "No hables con desconocidos". Me puse el cinturón y me acordé de mi religión.
El camino se hizo largo. Durante el viaje él intentaba conocerme y yo intentaba disimular mi nerviosismo. Recuerdo que me hizo buscar entre sus cd's alguno que me gustara escuchar. No encontré ninguno de mi agrado, sin embargo coloqué uno de música romántica. En el camino me contó que tenía familia en mi ciudad, lo cual me hizo temer que me llevaría hasta allá, un zona que yo no conocía. Al llegar pasamos un par de señales que indicaban la ruta a la zona que había mencionado, luego de eso pude respirar con tranquilidad. Finalmente, me dejó en el lugar donde mi novio me esperaba. Le agradecí por "la cola" y pidió mi número antes que bajara del auto. Dije que no con una sonrisa, cerré la puerta y caminé muy rápido hasta alejarme.
De la que me salvé. Nunca más volví a pedir cola.